Si usted es ingeniero de proceso o responsable de producción en una fábrica de cerámica (mármol, sanitarios o tejas), sabe que la elección del material del soporte para hornos no es solo un detalle técnico: es un factor crítico que afecta directamente la calidad del producto final, la eficiencia energética y la vida útil del equipo.
Según estudios de la Asociación Europea de Refractarios (EFA), más del 42% de las fallas en la cocción cerámica se deben a deformaciones del plato causadas por materiales inadecuados —no a errores de temperatura o control de atmósfera. En este artículo, le mostramos cómo comparar dos opciones principales: el plato refractario compuesto de alúmina y mullita frente al tradicional ladrillo refractario de arcilla.
Aplicación | Requisitos clave del plato | Riesgo si se usa ladrillo tradicional |
---|---|---|
Mosaicos | Baja expansión térmica, alta resistencia mecánica | Deformación >3 mm tras 5 ciclos → pérdida del acabado superficial |
Sanitarios | Resistencia a choque térmico y química | Fisuras en superficie tras enfriamiento rápido → rechazo del 15-20% |
Tejas | Alta dureza y estabilidad a >1300°C | Desgaste acelerado después de 30 ciclos → aumento del costo por pieza |
La diferencia real está en los datos:
“En nuestra línea de sanitarios, cambiando a platos de alúmina-mullita, redujimos el rechazo por deformación en un 68%. El mantenimiento también bajó un 40%.” — Ingeniero de Proceso, Cerámica Sanitaria X, España
Para hornos operando entre 1000°C y 1400°C, recomendamos:
Esto no es teoría: es lo que hacen las plantas líderes en Europa y Asia. La clave está en medir, registrar y actuar antes de que el problema se vuelva costoso.
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